Deberes de lunes. Semana 42.

Esta semana mi hermana ha  estado de viaje, así que he pasado unos días allí para cuidar de su mini-arca de Noé, mucho más práctico que buscarles hueco en mi casa de Pin y Pon. La mayor ventaja de esto es vivir en el centro. Yo que decidí alejarme todo lo posible cuando me independicé, y aunque me encantan mis amaneceres, mis paseos, los sonidos o más bien la falta de ellos, y un montón de cosas más (¿habéis visto hoy la luna?), he disfrutado de la ciudad como unas mini-vacaciones, he disfrutado de ir a la compra caminando, he observado a la gente, he ido al trabajo en autobús!… y me ha recordado cómo me gustan los cambios. Algo tan tonto como salir de las rutinas basta para hacerme caminar más recta, mirar de otra forma la vida y disfrutar de algo que podría ser engorroso en circunstancias normales. Reconozco que poder leer en el bus ha influido en mi estado de ánimo.

En el curro la semana no ha sido mejor que la anterior, me han caído algunas tareas extra, inesperadas y bastante poco apetecibles, dejándome sin mis dos mañanas libres entre otras cosas. Es evidente que eso no está entre los finalistas a «momento de la semana «, pero sí el hecho de haber entregado a tiempo, haber resuelto problemas que no eran míos y haber dado un pequeño susto a mi jefe haciéndole reír después a pesar de la tensión. 

Y ya que la luna, aunque espectacular, no puedo utilizarla como tercer momento, porque ya la he nombrado antes… esta mañana he sonreído con algo muy tonto. Estaba colgando la ropa en el tendedor y he notado un tirón. Inmediatamente he sabido que algo no iba bien. ¡Mi trébol había desaparecido! Yo iba aún en pijama, y antes de salir debía hacer algunas cosas, así que una parte de mí lo daba por perdido. Me ha dado rabia por ser un regalo, y por su significado. Pero antes de salir de casa he respirado hondo y he pensado que a esas horas de la mañana sólo algún loco como yo iría tan despierto como para ver cosas pequeñas brillantes por el mundo. Y por suerte para mí (no en vano es un trébol de cuatro hojas), lo he visto desde lejos como si me estuviera esperando. Después, iba por la calle con él en la mano, sonriendo como una boba. Hay cosas que me pasan bajo el efecto de los libros, y se llenan de significado. No descarto del todo el hecho de que quizá tengo superpoderes, no lo olvidéis.

¡Feliz semana!

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